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NUEVO CAFÉ FILOSÓFICO EN EL "CIUDAD JARDÍN"

El día 23 de febrero de 2012, dentro del marco de las Jornadas Culturales del instituto, hemos vuelto a realizar un café filosófico. Desde el año 2007 no habían dejado de hacerse con la sola excepción del curso pasado. Pese a la valoración positiva que los alumnos participantes hacían, el café filosófico no provocaba un interés tan alto, de manera que la inscripción previa de los alumnos al año siguiente resultaba poco significativa. Era frecuente que alumnos inscritos no participaran, y otros, por puro azar, entraran en él.

Este año el Departamento de Filosofía decidió programarlo frente a otras alternativas más dudosas. Desde que tuvieron noticia, los alumnos de bachillerato preguntaron con curiosidad en qué consistía. Les parecía raro que pudiera hablarse de filosofía tomando un café. Los más curiosos fueron los alumnos del 1º de bachillerato musical.

El horario establecido para el café filosófico fue el correcto: de 9 a 11 de la mañana. Los anteriores cafés filosóficos se habían realizado en un horario menos adecuado: de 12 a 2 de la tarde. Los cafés o equivalentes fueron suministrados por la cafetería del Centro, acompañados de unas pastas de té, que el Departamento de Filosofía se encargó de comprar (está prohibida la bollería industrial).

La estructura del café filosófico fue aproximadamente la misma que la que aparece reseñada del año 2007. Como novedad se aportó una mayor documentación: algunos artículos recientes, enumeración de algunos de los cafés filosóficos más importantes y una amplia lista de posibles temáticas. Se inscribieron previamente sólo tres alumnos de 2º de bachillerato, pero recién iniciado el café filosófico entraron nueve más. Tres o cuatro alumnos más se acercaron cuando el café filosófico estaba muy avanzado y no pudieron participar. También estuvimos presentes cuatro profesores, los dos miembros del Departamento de Filosofía y otros dos profesores atraídos por la actividad. Yo actué de moderador.

Durante la primera parte cada uno de los participantes se fue presentando y posteriormente formuló una propuesta de tema para la discusión. A diferencia de otros cafés filosóficos, el tema era libre y había que elegirlo entre todos. Los temas que se propusieron fueron estos:

Falacias del amor.

La crisis del capitalismo tardío.

La justicia en España.

La muerte.

Amor y sexo.

Problemas de la política actual.

Democracia y demagogia.

El aborto.

Las infidelidades.

Los celos.

Analizados los temas propuestos, se observó que se referían a dos grandes campos, el amor y la política, que se corresponden con dos esferas: la privada y la pública. Y dado que el problema de la infidelidad o su sospecha era lo que más preocupaba, se optó por hacer una formulación sintética que todos aceptamos: La infidelidad privada (en el amor) y la infidelidad pública (en política).

Tras la elección de la temática se hizo un receso para tomar el café y las pastas, que gustaron mucho, aunque quedaron escasas.

La segunda parte vino un poco corta: apenas tres cuartos de hora. El moderador empezó preguntando por qué se había escogido este tema; a lo que se respondió diciendo que es algo de lo que no solemos hablar. A continuación se entró en el análisis conceptual, en la definición. ¿En qué consiste la fidelidad? ¿Qué significa ser fiel? Se dieron varias opiniones: ser fiel es ser respetuoso, ser fiel es ser leal y honesto. La discusión continuó. ¿Qué significa ser leal y honesto? ¿Es lo mismo ser leal a una persona que ser leal a un pueblo? ¿Qué es el pueblo? ¿Un conjunto de personas o una creencia que yo tengo? Si es un conjunto de personas, yo no veo a todas esas personas. Si es una idea que yo tengo, ¿es lo mismo la fidelidad a una persona que la fidelidad a una creencia?

A partir de ahí surgió la gran pregunta: ¿Cómo se puede ser fiel a una persona y, por el contrario, ser infiel a un pueblo? Quien es fiel a una persona, como por ejemplo el que no engaña a su mujer o marido, ¿ofrece más garantía de que no engañará al pueblo? ¿Por qué en los países mediterráneos, mayoritariamente de tradición católica, no está socialmente mal vista la infidelidad amorosa y en los países anglosajones esa misma infidelidad está penalizada políticamente? ¿Tiene algo que ver con la mayor corrupción política de los primeros?

Cuando estábamos en el momento álgido de la discusión, sonó el timbre que indicaba el final de la actividad. Nos vimos obligados a terminar el café filosófico. Algunos comentaron que esa era la filosofía que les gustaba, una filosofía práctica, y no la teórica que se enseñaba en las clases.

Antonio de Lara.

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