En los días 12 y 13 de marzo y en el marco de las jornadas culturales organizadas por el Instituto, hemos llevado a cabo dos cafés filosóficos que han suscitado el interés de los alumnos. No era la primera vez que se hacían. Ya los hicimos el curso anterior. Entonces éramos un tanto escépticos, pero la aceptación de los alumnos nos sorprendió. Ahora quedaba por comprobar si aquello era algo insólito o casual, o por el contrario había fundamento para pensar que los cafés filosóficos, con las adaptaciones necesarias, también podían usarse como actividades complementarias en los centros de enseñanza secundaria. La experiencia habida desde los años ochenta del siglo pasado se refiere a una actividad dirigida al público en general, y más concretamente a ese sector de la población inquieto y preocupado culturalmente. Nada dice de un público adolescente, y mucho menos de una actividad, que aun no siendo académica, se realiza dentro del recinto escolar. Más bien los cafés filosóficos surgieron con el fin de trasladar la filosofía académica a su origen primigenio, mundano y social.
Los dos cafés filosóficos que se realizaron durante las jornadas culturales del curso 2006/2007 versaron sobre el mismo tema: “El amor”. Ambos cafés estuvieron dirigidos exclusivamente a alumnos de bachillerato. El Departamento de Filosofía prefirió empezar con tema ya predeterminado y que fuera atractivo para el alumnado. La estructura del café filosófico fue la misma en las dos sesiones. Una primera parte, en la que los tres miembros del Departamento introdujimos el tema del amor, desde la Antigüedad griega hasta la actualidad; y una segunda, en la que todos los participantes expresamos nuestra opinión, con especial atención a las relaciones sexuadas de la adolescencia. Entre la primera y la segunda parte hicimos un receso para tomar, haciendo honor al nombre, un café con pastas, sustituido en algunos casos por líquidos similares (leche, cola-cao, etc.). El debate les pareció a los alumnos tan interesante, que fueron ellos mismos los que pidieron repetirlo el día siguiente.
Con la experiencia habida del curso anterior y el interés que había suscitado, el Departamento de Filosofía optó por dejar el tema libre. En el café filosófico del día 12 se eligió como temática “El amor y el sexo”. En el del día 13 la temática fue “El poder y las relaciones personales”. La estructura del café filosófico fue la misma en las dos sesiones, aunque un poco diferente de la que se siguió en el curso anterior.
Primera parte(búsqueda de la temática)
1. Explicación de qué es un café filosófico.
2. Presentación de cada uno de los asistentes y formulación de una temática.
3. Elección de la temática.
Segunda parte(discusión de la temática)
1. Formulación de una pregunta, cuestión, problema u opinión por parte de cada uno de los asistentes.
2. Reflexión sobre los conceptos aportados.
3. Relación entre las diversas cuestiones que van apareciendo.
4. Resumen y recapitulación: cada uno de los asistentes formula la opinión final que sacada sobre la temática tratada.
Entre la primera y la segunda parte se hizo un receso, pero esta vez no se tomó café u otro sucedáneo, sino algún que otro refresco traído expresamente de la cafetería del Instituto. El horario de celebración (de 12 a 14 horas) no era propicio a la toma de café y pastas.
En el café filosófico del día 12 participamos 13 personas entre alumnos y profesores. Aunque la actividad estaba dirigida a los alumnos de bachillerato, hubo algún que otro alumno (o más bien alumna) de 4º de ESO que participó. “El amor y el sexo”, bien de forma conjunta o separada, fue la temática que tuvo mayor aceptación, pero también se formularon otras como “La amistad”, “Vida después de la muerte”, “Personas sin techo”, “¿Queremos saber realmente la verdad?”, “Placer y poder” e “Inteligencia y emoción: ¿por qué las personas inteligentes hacen cosas tan estúpidas?”. Previamente y con el fin de favorecer la formulación de temáticas posibles, el Departamento de Filosofía distribuyó un amplio muestrario que pudiera servir de ejemplo.
La discusión fue muy viva durante la segunda parte, distinguiéndose entre el amor en general y el amor sexuado. También se habló de la confusión frecuente entre amor y sexo, del enamoramiento, de la posesión amorosa y de los celos, del amor heterosexual y del amor homosexual, etc. Se relacionó el amor y el sexo con el placer y se planteó la pregunta: “¿da el mismo placer el sexo con amor que el sexo sin amor?” Uno de los participantes hizo una distinción muy fina entre “gustar”, “querer” y “amar”. Otro distinguió entre “amor sexual”, amor paternal” y “amor divino”. Ya hacia el final de la discusión se suscitó la contradicción latente en el amor entre altruismo y egoísmo. El amor más puro, y por tanto, el que parece más altruista, que es el amor materno, es sin embargo el más egoísta. El amor de la madre por su hijo es en el fondo amor a sí misma.
En el café filosófico del día 13 participamos nueve personas, cuatro menos que en el día anterior. Sin embargo, y esto es lo realmente significativo, algunos alumnos repitieron, lo que habla a favor del interés que generó. Había mayoría de alumnos de 1º de bachillerato. Esta vez hubo una dispersión temática más amplia y se optó por llegar a una formulación sintética. Entre las temáticas que se formularon aparecieron algunas repetidas del café anterior, como “La amistad”, “Vida después de la muerte”, pero también otras nuevas, como “Los celos”, “Guerra y paz”, “Machismo y feminismo” y “Poder y abuso de poder”. Dado que algunas temáticas se referían con distintos términos bien al problema del poder o la posesión, bien a las relaciones personales, optamos por la expresión “El poder y las relaciones personales”.
En la discusión sobre la temática se habló del poder y de su presencia en todos los niveles, incluido el nivel personal. El poder no es algo que pertenece en exclusiva a la esfera política. Se da en la relación amistosa (servirse de los amigos), en la relación religiosa (el poder de las instituciones eclesiásticas) y en la relación amorosa (el amor como posesión o poder del otro, los celos), que originariamente no son relaciones de poder, pero terminan afectadas por él, con todos los problemas que eso crea. También se habló de la relación social, que es un caso especial, donde la confusión con el poder político (sociedad civil – estado) ha sido casi una constante histórica.
La introducción de los cafés filosóficos en los centros de secundaria permite que los alumnos participen en una de las dos formas principales en que se ha desarrollado la reflexión filosófica, la filosofía práctica, en su estado más puro, más genuino, sin las limitaciones del contexto académico. De hecho, así lo han entendido algunos alumnos que han pedido trasladar los cafés filosóficos a la misma clase.
Antonio de Lara